Lobo, lobito ¿Qué estás haciendo? {Paul}

Andar por aquí y por allá no era precisamente mi día mas agradable o el día que tenia que pasar como descanso si es que así se le podía llamar hoy en día a esto. Me habían mandado a tomar un tonto avión que viajaría mas de 12 horas para ir a otro continente ¿hacer que? Pues nada conseguir comida diferente a mis hermanos. ¡Fastidioso! Realmente lo era, pero así yo aprovechaba y me encontraba nuevas cosas. Abría bien los ojos intentando notar cosas diferentes y un poco divertidas quizás por mis alrededores.

Cuando llegue a Port Angeles era un día calmado, nublado, no pudo haberme tocado mejor sinceramente. ¿Por donde empezar? Quizás por el puerto. Era un lugar donde había mucha gente, ya que estábamos en sábado y después de todo muchos turistas deberían de venir aquí. Me coloque un pequeño abrigo que apenas llegaba a la mitad de mis muslos. Cubriendo un poco mi falda y blusa holgada. El aire era fresco y húmedo se podía sentir en el aroma por doquier. Mire hacia los humanos creyendo encontrar algo bueno, esperando encontrar. Pero un aroma interrumpió todo.

Se sintió el horrible aroma de un vampiro. ¡Vaya, buena manera de arruinarme el día! Toparme con uno de ellos. Agh. Arrugé mi nariz y comenzé a buscar al portador o portadora del aroma, de todas formas tampoco sería tan malo... tal vez sea algún vampiro inofensivo que solo pasaba... o sea uno peligroso que buscara algo de comer.

Entonces el aroma se incremento un poco más, cada vez que daba un paso sentía con mayor intensidad ese aroma. Era como si yo fuera hacía el, o el viniera hacía mí ó si ambos fueramos mutuamente uno al otro ¿Qué era? Claramente no podía ser un humano ya que la nariz me irritaba, y olía asquerosamente para ser sinceras... Licántropo. Era lo único capaz de oler de esa forma. Cuando volté hacía el muelle, para ver el sol. Un chico estaba en medio de la puesta y mi vista. Era alto, fornido. Cabellos oscuros y tez un poco morena. Apuesto claro pero de el provenía ese aroma. Ese era un lycan. -Perrito, ¿te han soltado la correa?- le susurré con media sonrisa ladina mientras daba un paso hacía el.

Oí la voz de la portadora del aroma, vaya... era más irritante. Voltée y la miré... linda, como todas las demás vampiras... Pero eso no restaba el apestoso aroma. Bufé.
-Como si necesitara una- gruñí -¿Y tú qué? No me digas que solo vienes con el objetivo de ser una turista más- dije, observando sus pequeños ojos rojos... -Pues, pierdes tu tiempo... no hay mucho que ver por aquí... una pequeña población de no muchos habitantes que digamos, así que te recomiendo que tomes el próximo vuelo de donde vengas y te regreses de una buena vez- continué.

Entonces me encontré con un par de ojos oscuros. El chico había volteado a verme y me crucé de brazos, alzando una ceja y una sonrísa ladina y de autosuficiencía. -¿Turista? Bajarme a ese nivel tan pronto, no lo creo perro- chasqué la lengua mientras comenzaba a caminar hacía su alrededor -Vine a conseguir que comer y nadie me detendrá, y quizás matar algunos licántropos, si es que me encontraba a uno y al parecer ya me encontre a uno... mi día de suerte quizás- sonreí de nuevo altanera mientras le miraba de arriba abajo.