Casting de "Isabella Swan"

¿Hacia cuanto tiempo ya no veía a Jacob? ¿Cuánto tiempo ya hacia desde que no disfrutaba unos momentos con el? ¿Hace cuanto que mi mente era ocupada solo por Victoria? ¿Hace cuanto el miedo me recorría al pensar en ella? , todas esas preguntas recorrían mi mente, formando lagunas mentales, quizás lagunas de preguntas, confusiones; ¿qué acaso debía ser tan complicado? ; me encontraba en los limites de La Push con Forks; había caminado desde la playa hasta el lugar, todo por despejar mi mente; tenia que pensar en otras cosas; pero lo único que ocupaba mi mente era Victoria; seguía recorriéndome el miedo, no haber visto a Jacob en tanto tiempo me hacia pensar aun mas en todo eso; suspire cansada, masaje mi sien co cuidado tratando de olvidar por al menos unos momentos a Victoria, intentarlo valía la pena ¿no?.
Al menos así lo creía y no quería darme por vencida de intentarlo; ¿qué malo tenia eso? Después de todo solo quería dejar de pensar en que Victoria quería asesinarme, ¿o convertirme quizás? Aun no estaba del todo segura de la respuesta a eso, rodee los ojos al notar que nuevamente que en mis pensamientos volvió a aparecerse Victoria, debía dejar de hacer eso.
Suspire mientras veía el limite de La Push con Forks; sentía que si ponía un pie en Forks estaría completamente desprotegida; a merced de Victoria o simplemente quien quisiera matarme; ¿qué tan simple podía parecer eso?; para mi era bastante simple, en especial si el que me encontraba era vampiro; clavar sus colmillos en mi cuello y succionar; así de simple era.
Mire a mi alrededor, ¿ya cuantas veces había analizado el terreno?; como si no lo conociera, y no era así; conocía el lugar como si fuera el mío propio: a pesar de que en realidad mi hogar estaba en Forks; aunque no sabia bien en eso momentos que era lo que podía llamar “hogar”; agache mi mirada y observe mis manos , temblaban.

Decidí correr un riego, ¿qué malo tenia correr un riego en la vida? Sabia perfectamente que el riego podía no valer la pena, pero quizás, solo quizás; lo valiera, quizás así superaría mi miedo y todo volvería a ser como antes; podría ser feliz con Jacob a mi lado.
Me prepare para cruzar la línea, pero no; decidí quedarme ahí…en la seguridad del…¿hogar?

¿Despejar mente? ¿Ir fuera de estas cuatro paredes grisáceas? Realmente no lo sabia exactamente, ni siquiera tenia idea de porque iba al despacho de Aro en este momento. Según la tonta recepcioncita Gianna, tonta humana que estaba en nuestro castillo y no precisamente como comida como a muchos nos gustaría que estuviera. ¿Qué caso tenia que la conservemos? Al parecer a Aro le era valiosa o veía potencian en el ella, cosa que nosotros no hacíamos preciosamente. Pase de lado de la recepción echándole a la humana una mirada asesina (cosa que siempre hacia) y como de costumbre ella se encogió en su silla y mejor decidió desviar la mirada. Solté una pequeña risa por ello. Camine por el gran pasillo hacia la puerta de madera, que parecía casi de oro. Tome de el mango de la puerta y la abrí. Dentro de la sala se encontraban los tres lideres Vulturi. Podía casi percibir lo que me esperaba “salir del castillo”… lejos. Y dado por hecho. Una nueva misión. Ir lejos del castillo, viajar a otro continente en realidad. No podía incluso yo creer que me mandaran a mí a esa misión, en vez de a Jane con Alec, Demetri con Félix o a los cuatro. ¿Pero a mí? ¿Yo? ¿Qué demonios pensaba Aro? Acaso que tenía el tiempo para eso y las malditas ganas. Pero no dije nada. Incline mi cuerpo hacia ellos como una reverencia, saliendo del lugar a mi habitación. Tome lo necesario, refiriéndome a mi pasaporte falso y tome las llaves de un coche, subiéndome a el y prendiéndole en marcha al aeropuerto que estaba en una de las ciudades como a 30 minutos de Volterra, pero yo solo haría 15 cuando mucho.

El avión despego rápidamente y yo me sumergí en la lectura de un libre. La historia de unos pequeños encerrados en una habitación mientras la madre se ganaba de nuevo el cariño de su padre tras haberse ido con su tío y casarse con el. Los pobres e indefensos niños convivir en una sola habitación que daba a un ático. Y eso sin contar a la tonta y patética abuela. Una de las mejores obras escritas por Andrews V.C definitivamente, no podía dejar de releerla cada vez que podía. Y eso sin contar que los demás libros de la saga no eran tan buenos. Las luces se apagaron mientras los pasajeros dormían. ¿Acaso podían dormir igual de bien que ahora si supieran que un vampiro chupa sangres estaba con ellos en el mismo vuelo? Quizás no, quizás si. Mucha gente hoy en día tenía la mente tan abierta que incluso sorprendían demasiado. Estaba tan sumergida en mi lectura que no escuche cuando el piloto hablo, hasta sentir la turbulencia del avión al descender en tierra firme. Por fin había llegado a mi destino. Obligadamente.

En cuestión de nada me robe un automóvil, manejando de nuevo hacia un pequeño pueblo. Una hora aproximadamente había hecho de camino antes de llegar a un tonto hotel en el cual pedí una habitación, pague pero ni siquiera subí porque inmediatamente fui en busca de mi destino. ¿Por donde empezar? Quizás por la antigua casa. Pero cuando llegue a estaba sola no había nadie dentro de esta y ningún auto estacionado. Que mala suerte, ¿Dónde podía encontrarse? ¿A dónde podía ir una tonta humana como ella? Pero su aroma quizás me podía llevar, pero no había aroma alguno. Quizás estaría… que más daba, me eche a correr lo mas rápido que pude hasta sentir que mi nariz se arrugaba por tan odioso aroma que provenía por el bosque y carretera, había llegado a los limites. Y como por arte de magia una chica castaña se apareció afrente de mí, caminando por la carretera. Yo comencé a caminar por el medio de esta y la mire.
-Isabella- Espere que me escuchara ya que había enfatizado su nombre como en un grito y que temiera por que estando yo enfrente de ella, no era nada, absolutamente nada bueno. Yo había venido aquí por ella, definitivamente no me iría sin que ella me acompañara a Volterra esas eran las ordenes que me habían dado mi misión en pocas palabras. Sonreí ladina mientras di un par de pasos hacia ella como si estuviese en una pasarela. No podía perder la elegancia aunque estuviera conteniendo en mi interior por no matarla.